Discurso de la juventud judía de Barcelona



Todos los años, el mismo día y el mismo mes, nos reunimos para conmemorar Yom HaShoah y nuestro pasado como pueblo, recordando las seis millones de víctimas judías asesinadas durante el Holocausto. Dedicamos este día para honrar su memoria, reflexionar sobre aquellas lecciones que han permanecido, y renovar nuestro compromiso de garantizar que una tragedia como esta nunca vuelva a suceder.
La pérdida de tres de los últimos supervivientes, Esther Löwy, Leon Schwarzbaum y Sheva Weiss nos recuerda la responsabilidad que tenemos como herederos de su legado y nuestro deber de preservar y compartir sus historias. Depende de nosotros mantener viva la llama del recuerdo y la memoria, y protegerla del viento del tiempo que amenaza con extinguirla, reafirmando nuestro compromiso de construir un futuro mejor para toda la humanidad.
El paso de los años jamás podrá borrar el horror de lo ocurrido, pero cuando los testimonios de quienes lo vivieron ya no puedan escucharse de primera mano, somos nosotros, los jóvenes de hoy, quienes tendremos el compromiso de recordar y transmitir su legado a las generaciones futuras. Somos responsables de que la voz de nuestros antepasados nunca sea silenciada y esté siempre presente en nuestra historia.
Como jóvenes, activistas, estudiantes y educadores de la comunidad judía, luchamos por conseguir una educación diferenciada que busca fortalecer nuestra identidad. La historia de nuestros padres y abuelos es la que nos ha inculcado los valores que nos hacen ser quien somos. Manifestarnos y luchar por la preservación de nuestra historia es una gran parte de nuestra identidad y nuestra esperanza. Tikvateinu.
La memoria sola no es suficiente; debemos garantizar que el legado de nuestro pueblo se transmita y que su memoria siga viva. El sueño de Anieleveitz; una resistencia judía que lucha por sus derechos, y el sueño de Korsak; una educación a base de respeto, nuestros sueños y los de los que aún no existen. Los sueños son tesoros, aprender de ellos nos ayuda a creer en nuestras aspiraciones y a luchar para conseguirlas.
Tenemos el deber de cuidar y avivar el recuerdo de esos sueños, como si de una antorcha se tratara; enseñar a soñar y crear valores que aquellos que educamos protegerán y transmitirán. Convertir la memoria en una antorcha que nunca debe apagarse. Debemos enseñar para no olvidar pero, más importante, para aprender de sus historias.
Resistimos, a través de la educación, para no extinguir el legado de aquellos que se sacrificaron, y llevamos la misma memoria de aquellos que resistieron durante la Shoah, escondiendo tefilin y kippot debajo de los uniformes en los campos. Fue esta misma resistencia la que sirvió de inspiración y esperanza a las generaciones presentes. Fue la Shoah y su impacto social lo que inicialmente produjo un mensaje de miedo al alzar la voz y mostrar nuestra identidad, cuyas consecuencias seguimos viendo, a través de nuevas formas de odio y narrativas de intolerancia.
Fue durante esta época, cuando se adoptaron, más que nunca, roles de indiferencia, que se convirtieron en complicidad con la del victimario. Ahora, es cuando es importante ser conscientes de los diferentes roles que adoptamos en nuestro día a día. En cualquier situación, aunque no seamos conscientes, asumimos una actitud o rol específico. Es en situaciones de injusticia cuando debemos tomar las riendas de la situación, dejar de ser indiferentes y cómplices para pasar a ser responsables y rescatadores, como lo fueron los justos entre las naciones, que salvaron miles de vidas judías a pesar de saber que corrían peligro. Es de ellos de quienes debemos tomar ejemplo, no mirar hacia otro lado aunque sea lo más cómodo, y ofrecer ayuda a los discriminados.
Aquellos jóvenes que resistieron y combatieron durante la Shoah, cuya luz desgraciadamente se desvanece poco a poco, han cedido esa misma antorcha a los jóvenes de ahora. Son los jóvenes los que se involucran de forma activa en todos los ámbitos de la vida comunitaria. Son los que rompen el status quo, buscan nuevas formas de vivir el judaísmo creativamente, los que se quejan, luchan, y alzan la voz frente a las injusticias. Es la juventud la que no basa su acción en prejuicios, pero busca la colaboración estrecha, sin distinción, con aquellos que son iguales o diferentes a uno mismo.
Nuestra identidad fue causa de persecución, violencia y discriminación, y su resistencia y adaptación ha florecido en narrativas positivas, en un símbolo de orgullo y legado. Es por ello que no podemos dejar de preguntarnos cuál es nuestro papel hoy en aquella resistencia del pasado. Sólo a través de la educación, la reflexión y el diálogo podemos asegurarnos que la historia no se repita y la memoria de las víctimas nunca sea olvidada. Nuestra misión siempre será recordar para no olvidar, trabajar por un presente y un futuro más justo libres de discriminación y odio, y transmitir esta historia, educando con el camino que nos legaron.
Representantes:
Daniele Boutboul, Moishe House
Magui Siperman, Colegio Hatikva
Sasha Jaroslavsky , YAJAD
Karen Halioua, Proyecto Shoá Barcelona
Lara Gutman, Federación de Jóvenes Judíos de España